martes, 29 de enero de 2013

KILLING THE WATER... LITERATURA Y GEOGRAFÍA

Como ha pasado siempre que leo literatura, novelas y cuentos me sirven para construir otras realidades, las posibles.  Lo que me ha fascinado, más que ser el personaje, es imaginar estar en los espacios donde ocurre la narrativa. 
Me sigue intrigando lo mismo, me pregunto cómo ese espacio llegó a ser como es: ¿Qué proceso de la naturaleza lo transformó? ¿Qué hicieron las personas para hacerlo de esa manera? Pero igualmente, ¿qué haría de estar en determinado lugar? ¿Cómo son los verdes y los azules? ¿Qué tan esponjadas las nubes? ¿Cómo se combinan los blancos y los azules del cielo? 
Algunas de las novelas, espacialmente, me han alterado, cada uno a su manera:  Colmillo Blanco y Antes de Adán, ambas de London; algo de la ficción marciana de Edgar Rice Burroughs, el mismo del Hombre Mono; claro, no menos atractiva resultó ser  Los autonautas de la Cosmopista, de Julio Cortázar; entre las grandes aceleradoras de mi cerebro está La Guerra del fin del mundo, novela de Mario Vargas Llosa, claro que aquí se junta mi interés por el sertao y su música. Por diversas razones me resultaron simplemente grandiosos espacialmente Pedro Páramo y la incluso más geográfica  El llano en llamas, simplemente alucinante. Lea lo siguiente y cierre los ojos: "Pero el pueblo todavía está muy allá. Es el viento el que lo acerca". O ésta otra parte, pero no los cierre, en verdad es de dar miedo y  la Divina Comedia se queda corta y parezca una tarde de verano en algún lugar como lo que usted desea: "Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija." No debería contar esto, pero vivo a cinco kilómetros de ese lugar, al menos es lo que se dice. (Por lo demás, hay estudios sobre el espacio en la obra de Rulfo)
Como ya me fui por otro lado, ya no le cuento de mis viajes con Strogoff y los fríos que pasé en Rusia, apenas calmados en otro momento por mis fantasías con Larisa y lo que pudiéramos hacer en un espacio determinado.
A diferencia de mi niñez, ahora ya no solamente me imagino, ahora puedo palpar lo que leo, algunas veces voy primero y luego camino en las páginas escritas, como me ha pasado ahora con Mahmud Rahman y Killing the Waters. Se trata de un libro esencialmente geográfico: de hecho, casualidades de la vida, me recuerda a la introducción geográfica de una historia de China, posiblemente de Fairbank.
Estuve hace poco en Daca, donde conocí a amigos del autor, uno de los cuales habló extensamente maravillas de él y bastante más del libro, que parece no es fácil de conseguir, pero en me topé con él en el aeropuerto y lo compré.
Es esencialmente un libro espacial, de la interacción de los seres humanos y el espacio, es un recorrido por varias partes del sur de Asia, no solamente Bangladesh; y de Estados Unidos, como San Francisco. Es sobre la percepción y la transformación humana del espacio, de la eterna lucha con la geografía. Si en los años setenta empezamos a saber algo de esa parte del mundo fue por los efectos devastadores de la naturaleza sobre una región del mundo maldecida por las pésimas decisiones geográficas de los seres humanos. El primer acercamiento fue gracias a George Harrison y su concierto para Bangladesh.

El libro de cuentos es maravilloso, al menos en el sentido de que lleva al lector a sumergirse en espacios ajenos, a sentir las inclemencias del clima, a oler la descomposición de los peces, y a tratar de imaginarse cómo a los políticos se les ocurren ideas brillantes sobre la distribución-uso del espacio que inevitablemente llevan a tragedias. Por cierto, ¿existe alguien que un día se levante y diga: me voy a Daca (Dhaka)), se me antoja? No conozco a nadie, tampoco he escuchado de alguien que lo haya hecho. No, no presumiré de ser el primero. Pasa que mi amigo y colega Imtiaz es de ese ciudad y me ha invitado muchas veces a ir, y como ahora andaba en el vecindario me di una vuelta.
 Este libro no es indispensable, como ninguno lo es. Pero como otros libros fascinantes, éste fortalece nuestro lado hedonista a través de ese placer tan sensual que es la lectura. Sentí regresar a Daca, pero también ir a Kolkota o a algún parque de Estados Unidos. Cierto, no dije gran cosa de ninguno de los cuentos. Simplemente no quise hacerlo... NO hay opción: hay que leer el libro.

PD A manera de reto:
Un amigo en Daca contaba que al leer alguna novela, marcaba en google maps los espacios que estaban en la obra, pero que no grababa los cambios. ¿Alguien ha hecho esto? ¿Alguien lo hace?
Quien se sienta preso de la curiosidad y esclavo del ocio, que de el primer click e inicie un mapa google de la literatura universal. Hay sitios interesantes como el Portsmouth Literature Map, pero no es exactamente en lo que estoy pensando. Encontré otro que se acerca a la idea que ronda mi cabeza, pero que no es: Google Earth Literature Trips.

PS. Estoy escribiendo una reseña formal de este libro y me he tomado con que aquí pueden echar un vistazo a algunas de sus páginas.

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